Acepte los cambios en su relación con su cónyuge

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“¡Has cambiado!” – En terapia, escucho a muchas parejas decir que su cónyuge ha cambiado desde que se casaron.
Escucho atentamente mientras describen y hablan sobre su cónyuge, quien creen que ya no es la misma persona que era el día que dijeron: "¡Acepto!". Después de ser acusado de cambiar, el acusado suele decir algo como: "No, no he cambiado. ¡Soy la misma persona!". A veces incluso invierten la acusación y acusan a su cónyuge del mismo delito, mientras afirman: "¡Tú eres el que ha cambiado!". Lo cierto es que es muy probable que tu cónyuge haya cambiado, y tú también. ¡Esto es bueno! Si llevas casados más de unos pocos años y no ha habido ningún cambio, esto sin duda es un problema por varias razones.
1. El cambio es inevitable: no intentes detenerlo.
Nada permanece igual, especialmente en lo que respecta a la raza humana. Desde el día en que somos concebidos, cambiamos a diario. Pasamos de ser un embrión a un feto, luego un bebé, un niño pequeño, un niño pequeño, un preadolescente, un adolescente, un adulto joven, y así sucesivamente. Nuestro cerebro cambia, nuestro cuerpo cambia, nuestra base de conocimientos cambia, nuestra base de habilidades cambia, nuestros gustos y disgustos cambian, y nuestros hábitos cambian.
Esta lista de cambios constantes podría extenderse por páginas. Según la teoría de Erik Erikson, no solo cambiamos biológicamente, sino que nuestras preocupaciones, desafíos y prioridades también cambian a lo largo de cada etapa de la vida. Si cambiamos constantemente desde la concepción, ¿por qué se detendría repentinamente el día que nos casamos?
Por alguna extraña razón, esperamos que el cambio se detenga una vez que nuestra pareja decide pasar el resto de sus días con nosotros. Queremos que siga siendo la persona que era el día que nos enamoramos para siempre, como si no pudiéramos amarla de otra manera.
2. Cuando no le damos permiso a nuestro cónyuge para cambiar
La falta de cambio en un matrimonio es un problema porque el cambio suele ser un indicador de crecimiento. Creo que todos estamos de acuerdo en que cuando decimos que no hemos cambiado, básicamente estamos diciendo que no ha habido crecimiento. Cuando no le damos permiso a nuestra pareja para cambiar, le estamos diciendo que no puede crecer, evolucionar ni progresar.
Reconozco que no todos los cambios son positivos ni saludables; sin embargo, esto también es parte de la vida. No todo será como lo anticipamos o deseamos.
Personalmente, he estado casado durante 19 años y agradezco que ninguno de los dos sea el mismo que éramos cuando intercambiamos votos a principios de nuestros 20. Éramos grandes personas entonces como lo somos ahora; sin embargo, éramos inexpertos y teníamos mucho que aprender.
3. Falta de reconocimiento de los factores que impiden el crecimiento
Diversos problemas de salud mental o emocionales, la dependencia química o la exposición a traumas pueden impedir el crecimiento y el cambio. Un profesional clínico colegiado puede evaluar y diagnosticar para determinar si existe un problema clínico que requiera tratamiento.
4. Simplemente no nos gustan algunos de los cambios.
Ahora que sabemos que nuestras parejas cambiarán y deberían hacerlo, hablemos de por qué adaptarse a esos cambios puede ser tan difícil. Hay muchas respuestas a esta pregunta, pero la más básica e importante es que simplemente no nos gustan algunos cambios. Hay cambios que vemos en nuestras parejas y que aplaudimos y apreciamos, y hay otros que simplemente no recibimos con agrado, que despreciamos y desaprobamos.
5. Permita que su cónyuge se convierta en la persona que elija ser.
Animo a todas las personas casadas a permitir que sus cónyuges se conviertan en el hombre o la mujer que están destinados a ser y que eligen ser. Intentar moldear el comportamiento o la personalidad de alguien de forma distinta a la propia genera frustración, conflicto y relaciones tensas.
Cuando un adulto siente que no puede ser él mismo, se avergüenza simplemente porque está siendo él mismo en presencia de otros y se siente rechazado por su cónyuge, corre el riesgo de experimentar síntomas de ansiedad y depresión, sentimientos de tristeza, ira, resentimiento y posibles pensamientos de infidelidad.
Cada uno de nosotros quiere sentirse aceptado por su cónyuge y sentir que está conforme con quienes somos en lugar de avergonzado por quienes somos.
Un buen ejemplo es el de una esposa que espera que su esposo regrese a la universidad para obtener su título porque desea que tenga una mejor carrera. Ella tiene una buena formación, un puesto prestigioso en su empresa y siempre es muy vaga cuando sus colegas preguntan por la carrera de su esposo.
Se avergüenza del puesto que su esposo ostenta en su empresa. Sigue sugiriendo que continúe sus estudios, aunque sabe que él no tiene ningún deseo de hacerlo y está contento con su carrera actual. Esto podría generar resentimiento en su esposo, que sienta que se avergüenza de él, que se sienta inadecuado y que incluso cuestione su matrimonio.
Querer lo mejor para tu pareja es esencial en un matrimonio feliz.
A veces es importante aceptar que lo mejor para tu pareja puede no ser lo mismo que lo mejor para ella misma. Permítele ser quien es y ser feliz. Esta es una de las muchas buenas razones por las que es importante hablar de tus objetivos profesionales con tu futuro cónyuge antes de casarse.
Esto le dará la oportunidad de decidir si sus objetivos profesionales coinciden con los suyos y, de no ser así, decidir si podrá vivir y coexistir felizmente con objetivos diferentes y posiblemente definiciones conflictivas de éxito.
Un plan de acción
Cuando ocurren cambios perjudiciales para el bienestar personal o la salud de la relación, el enfoque adoptado es clave para abordar el daño potencial y desarrollar un plan de afrontamiento o adaptación. Es importante abordar el tema y a su cónyuge con amor y comprensión, en lugar de con malicia e ira.
También es importante que ambas partes puedan desempeñar un papel en el desarrollo de un plan para reducir el daño potencial y realizar cambios adicionales juntos si es necesario.
Este enfoque reducirá la probabilidad de que una de las partes sienta que los cambios que han ocurrido y el plan para adaptarse a ellos se están haciendo “para ellos” en lugar de “con ellos”.
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