Hay fases en la vida en las que la soledad se siente reconfortante: anhelamos que nos dejen solos, pero en el fondo, todavía anhelamos la conexión. Es un equilibrio delicado: querer un espacio personal sin aislarnos por completo.
A veces, este deseo...
Hay fases en la vida en las que la soledad se siente reconfortante: anhelamos que nos dejen solos, pero en el fondo, todavía anhelamos la conexión. Es un equilibrio delicado: querer un espacio personal sin aislarnos por completo.
A veces, este deseo de distanciamiento puede provenir de adentro, tal vez una lucha por abrirse emocionalmente o una dificultad para formar vínculos más profundos con los demás. Otras veces, se trata simplemente de necesitar espacio para respirar y recargar energías sin sentir culpa.
Si alguna vez te has preguntado si tu necesidad de espacio es solo un límite saludable o algo más profundo, sigue esta pregunta: «¿Tengo problemas de apego?» Este cuestionario podría ayudarte a explorar qué es lo que te impide sentirte conectado de forma segura y, al mismo tiempo, respetar tu independencia.
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